La pastoral con los jóvenes y con cualquier persona se debe basar en la experiencia de primero escucharlo de verdad reconociendo que lo que vive es una experiencia donde Dios se manifiesta, y sea cual sea su realidad, siempre debemos encontrar su pequeña llama para activarla a base de quererlo y de esa manera comenzaremos una historia de acompañamiento mutuo donde creceremos conscientes de que alguien nos amó primero, alguién nos primereó.
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