domingo, 15 de noviembre de 2020

UN CUENTO LAUDATO SÍ. ALGO NUEVO ESTÁ BROTANDO

 Os traslado este cuento que  escribí con ánimo de contar  mi vida  de alguna manera.

Necesito expresarme y si doy luz, mejor.




ALGO NUEVO ESTÁ BROTANDO

Jomapees

Había una vez un niño que nació  en 1953 en un pueblo castellano de labradores. A este niño le bautizaron a la semana de nacer y le ponen por nombre José María Manuel. La madre quiere que todos sus hijos tengan el nombre de María para que sientan siempre una especial protección de la Virgen.

Eran tiempos difíciles de  después de la guerra civil. Ya habían pasado 13 años de postguerra y en las zonas rurales  vivían apañándose con lo que producían.

 Sus padres trabajaban duro para conseguir el pan  y la educación de sus hijos. Tenían muchas dificultades para salir adelante, pero no perdían la confianza  en Dios.

 Las relaciones con sus compañeros son  de amistad  entre el grupo de iguales, aunque en la escuela los más mayores agreden y se aprovechan de los pequeños y más tímidos. Alguna vez no acude a la clase y prefiere ir a buscar nidos al campo con otros compañeros.

A los 12 años deja su casa y su pueblo y se va a un seminario franciscano a Cantabria. Abre los ojos como platos ante el espectáculo del mar. Es la primera vez que sale de su pueblo.

Allí se encuentra con treinta compañeros de distintas provincias de la mitad norte de España y comienza una convivencia  que le abre unos horizontes muy amplios.

 Hay pocos momentos inactivos. Tienen tiempo para estudiar, tiempo para los rezos, tiempo para  dar largos paseos por el campo contemplando ese paisaje salvaje de prados y montañas.  Parecen un rebañito de cabritillas.

Por las noches echa en falta a sus padres, pero con el tiempo, se acostumbra y  lo encaja. Como tiene poca formación tiene que repetir curso y para él es toda una crisis que acaba aceptando y lo compensa porque, al ser veterano durante el segundo año, destaca entre los nuevos compañeros que llegan ese nuevo curso.

Superado ese curso, tiene que ir a otro seminario situado en una localidad de Jaén donde va superando los cursos, enriqueciendo su vida con la convivencia de  seis nuevos niveles de jóvenes que son seminaristas  y otros tantos, que  son estudiantes externos de esa localidad llena de olivos.

Hay tiempo para jugar todos los deportes, estudiar, rezar, ser  guiados y acompañados  por sus educadores.  Allí va aprendiendo a valorar a todos como hermanos.

Su vida va madurando en un ambiente enriquecedor, aunque le falta la cercanía de la familia y su afecto palpable.  Él vivió cultivado en este ambiente de seminario 10 años.  No fue llamado a ser religioso franciscano, pero sí  a vivir su estilo y sigue soñando con un mundo más hermanado.

Vive en un barrio obrero y  ve con ojos nuevos que están brotando  brotes nuevos que anuncian otro modo de actuar sin excluir a nadie.

Hay muchas pequeñas acciones que están ocurriendo. Entre sus vecinos van creciendo las ganas de conocer la naturaleza que les rodea, de cultivar  huertos  urbanos, de plantar en su terraza hortalizas, de cuidar en los centros escolares huertos ecológicos.

De preocuparse de los vecinos que están solos, de cuidar de los que no tienen ingresos para satisfacer sus necesidades básicas.

Hay asociaciones que trabajan ayudando a colectivos  de personas que sufren la exclusión por no tener trabajo o  no tener papeles.

A él  le sale espontáneamente usar la bici  siempre que en sus desplazamientos va solo. No tiene prisa por llegar. Así se fortalece y gasta energías sin tener que ir a un gimnasio.

Es  consciente de que cada vez mira con ojos nuevos a todo lo que le rodea. No juzga a nadie, sino que mira cómo puede ser una ayuda para ellos. Está agradecido de lo que tiene y está dispuesto a compartirlo con los que no tienen.

 Contempla la naturaleza que le rodea con alegría: todos los jardines públicos los vive como suyos. A los pájaros,  los paisajes, las hierbas, los siente como   seres que están siempre cantando al Creador   la alegría de vivir  y se la contagian. Sabe que son reflejos del Creador. Por eso las cuida y las mima tanto.

Se ducha con agua fría. Sabe que es saludable para él y para el planeta Tierra. Es para él como una prevención contra enfriamientos y le despierta por las mañanas.

 Todos los tetrabriks que se consumen en su casa acaban siendo bandejas, macetas,  protectores de arbolitos recién trasplantados.

 Se da cuenta de lo importante que es consumir productos de cercanía en el pequeño comercio y  en mercado social y solidario.

Sabe que estos gestos suyos son como una  levadura que va  fermentando muy despacio a otros que viven cerca de él.

Lo más importante es que está dejándose transformar por la mirada de Jesús y, de esa manera, hacer un camino con Él  y con su Comunidad, que transforme sus relaciones con  todos y, así construir otro mundo posible en el que están brotando gestos  de cuidar nuestra casa y nuestro futuro común, sin excluir a nadie.  Es el sueño que Dios tiene y nos pide  que lo vayamos construyendo ya.


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